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ISSN 1989-4163

NUMERO 15 - SEPTIEMBRE 2010

De Dios

José Naveiras

De

De la tierra,
los salmos
que solicitan a Dios
un poco de cordura

Del viento,
la locura
que aleja las horas
con arcadas de amor.

De los mercados
los miedos
que Alicia prostituyó
una tarde cerca del mar.

De los cafés
las lavadoras
con su continuo murmullo
que nos adormece.

De los cementerios
la historia
como las bocas de metro
que escupen día a día los pasados.

Y todo ello
siempre cubierto
por cientos y cientos de lonchas
de queso Edamm fundido


Soy

Soy el resultado
de una paja que se hizo Dios
una tarde de un caluroso verano.

Me lo imagino jadeando,
con su todopoderoso miembro
asido por su todopoderosa mano
arrancándole unas gotas de semen
que caen sobre el parqué
de un solitario apartamento.

Lo imagino llorando después
y las lágrimas que escapan
de sus todopoderosos ojos
caen al suelo y se mezclan
con su todopoderoso semen.

De ahí nací yo,
de un todopoderoso espermatozoide divino
que inseminó una todopoderosa lágrima,
para crear un todopoderoso fracaso.


La Luisa, allá por 1940

A la Luisa la ajusticiaron
a las cinco de la tarde
y Dios presente
y también sus representantes en la tierra
y la Luisa y los demás que iban con ella
en el albero.

La Luisa alzó el puño
y sobre el ruedo llovieron las balas
casi al mismo tiempo.

A la Luisa la ajusticiaron
por levantar un puño
en varias ocasiones
y los representantes de Dios en la tierra
murieron de viejos
y sus voces se escucharon tantas veces
que pareciera que el puño de la Luisa,
jamás gritó.

Hay demasiados Dioses,
demasiados representantes,
demasiados muertos
para que estos últimos
no sean oídos.

Es imposible que Dios esté tan sordo.


Adiós mi corazón, que el corazón
es adiós.

El muro terminado se levanta

Juan Eduardo Cirlot

A-Dios

 

Adiós,
con Dios,
sin amor
o con él
porque en la despedida
se nos quedó el amor.

Adiós,
con Dios,
con amor
y con el muro
levantado con ladrillos
de caricias.

Ahora no hay Dios que se lo salte

Adiós,
con Dios,
mi amor.

Por favor, que alguien
encienda ya la luz.


Desde lo alto

 

Línea perenne de insulto
a nuestra inteligencia.

Parto marchito de ética
para nuestros bolsillos.

Campo repleto de ortigas
cuando nos ciega la niebla.

¿Lo escucháis?
He perdido algo más
que mi pierna derecha
en los caminos estremecidos
por la cólera
de quienes compran almas
y perdón
por caricias.

Señor ¿por qué no nos has abandonado?


Huelga de ángeles

Los ángeles en huelga
al descubrir
que la huella
de la bestia
coincide con
los pies de su creador.

Han sido engañados
con grandes miedos
con lobos feroces
cuando era caperucita
la que creaba
falsos peligros.

Cielo invertebrado.
Ausente de espejos.
Ignorado por las órbitas.
Ilusión amanerada.
Desangrado por los cortes de la tierra.

Los ángeles en huelga.
Ahora.
Como antes debían.
Pero es ahora cuando
ningún monstruo
de seis extremidades
nos sobrevuela.

Los controladores aéreos
descansan ya por fin
en paz.


La segunda persona

Cristo vive en mi
me dijiste
y yo, claro,
me eché a reír.

Entonces me enseñaste
tus llagas en las palmas
de las manos
y yo introduje
mis dedos en ellas

¡Ay! Me duele
dijiste
y yo, claro,
me eché a reír.


Letanía

 

Cuando vemos morir los futuros.
Cuando no hay oídos para la debilidad.
Cuando las voces son calladas con toneladas de televisión.

Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.

Al notar que ya nada duele.
Al saber que la pena es otro espectáculo.
Al sentir que el hambre es un negocio.

Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.

En las batallas contra el placer.
En las negociaciones de lágrimas.
En la construcción de os daños colaterales.

Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.

Con el dolor de la tierra.
Con la muerte de las libertades.
Con los golpes a la dignidad.

Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.

Si a los amantes les apagan la llama
Si al sexo le arrojan gas lacrimógeno
Si al pene le ahogan con salmos.

Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.

Porque las normas las imponen las religiones.
Porque la moral vence a la ética.
Porque lo justo es un premio.

Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.
Dios, se hace fuerte.

Cuando construimos terrores.
Cuando arrojamos la toalla de las verdades.
Cuando las hostias empezamos a darlas nosotros.

Entonces, Dios se nos hace el fuerte.
Aunque es sólo una pose,
te lo aseguro.

 

Poemas de su último libro: Me lo trago todo, llámame.

 

Merlene Ottey

Fotografía: Miles Aldridge

 

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