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ISSN 1989-4163

NUMERO 26 - OCTUBRE 2011

Beatitud: Visiones de la Beat Generation

Vicente Muñoz

Autores: Varios. Ediciones Baladí. Páginas 357. 2011. 20 €

Tuve la suerte de leer por vez primera a los beat hacia los 20 años, en plena fase de búsqueda y rebeldía, con el mundo por montera y la capacidad de asombro intacta. Si lo hubiera hecho después, pongamos en vez de a los 20 a los 30, supongo que nada hubiera sido igual (estoy convencido de que cada libro necesita no sólo un lector, sino también un momento concreto). Pero afortunadamente los descubrí en el punto y tiempo adecuado. Y su filosofía caló hondo en mi corazón.

Por aquel entonces yo era un joven inconformista e inquieto, decepcionado por casi todo lo que me rodeaba y había aprendido, y necesitado de valores, lecturas y experiencias nuevas. No me gustaba lo que me habían vendido (o al menos de la forma en que lo habían hecho), ni la educación, ni la política, ni el capitalismo, ni la religión, ni el consumismo, ni el bienestar: no me satisfacía el sistema. Y menos aún la mayor parte de la literatura que había leído hasta ese momento (y había leído ya mucha), que se me antojaba anacrónica y ajena por completo al mundo real.

Por todo ello, descubrir a los beat (y a Céline, Carver, Lowry, Miller, Bukowski, Genet y muchos otros que hablaban del mundo real - al menos del mío) fue un revulsivo y una revelación: el jazz, el blues y el rock, la calle, la noche, la búsqueda y la carretera, el movimiento, las puertas, los límites, el misticismo, la evasión, la locura y el sexo, la sinrazón, la rebelión, la desesperación, la frustración, la exaltación, la iluminación y la perla... todo estaba allí, en sus libros, al fin retratado, tal cual yo lo captaba y sentía, escrito para hacerme/nos entender y amar el mundo.

Leí primero a Kerouac, En el camino, uno de los pocos títulos beat que por aquella época se podía encontrar sindemasiadadifilcutad en las librerías, y a continuación, rebuscando ya algo más y tirando del hilo, Aullido, de Allen Ginsberg, y El almuerzo desnudo, de William S. Burroughs. El primero me deslumbró, el segundo me estremeció y el tercero (como a casi todo el mundo) casi me vuelve loco... Pero ya de esa primera toma de contacto salí transformado. E inmediatamente, compulsivamente incluso, comencé a buscar en catálogos especializados y librerías de viejo más obras suyas: Los subterráneos (la novela que más veces he leído en mi vida), Los Vagabundos del Dharma y Ángeles de desolación, de Kerouac, Yonki y Nova Express, de Burroughs, Gasolina y otros poemas, de Gregory Corso, El primer tercio, de Neal Cassady (estos dos últimos de la mítica Star Books) o Kaddish, de Ginsberg, fueron llegando escalonadamente a mí, empapándome de beatitud y convirtiéndose en una parte imprescindible de mi educación.

Desde entonces he seguido leyendo (aunque en cada fase de mi vida, es cierto, con ojos distintos) todos los libros suyos que han ido cayendo en mis manos, también de Di Prima, Ferlinghetti, LeRoy Jones, Peter Orlovsky, etc, además de ensayos, biografías, antologías y estudios sobre el tema de muy diversa índole.

Desde entonces, también, he recorrido miles de kilómetros y andado muchos caminos, escrito mis propios libros, me he buscado, reencontrado y perdido, y he renacido docenas de veces de mis propias cenizas...

Nada nuevo, en cualquier caso, bajo el sol. Al menos entre el círculo de buscadores que a mí me interesa.

La cuestión, llegados a este punto - mostradas ya mis credenciales y devoción por los beat -, es el modo en que todo este legado de lecturas y escritores ha influido en las últimas generaciones de narradores españoles.

Conozco desde hace años a muchos de los autores que integran la nómina de este libro y puedo asegurar que esa influencia, directa o indirectamente, es localizable y manifiesta en su obra, ya sea mediante citas, dedicatorias o referencias explícitas a personajes y textos concretos, o a través de recreaciones y evocaciones de atmósferas beat.

Por eso, junto al poeta Ignacio Escuín (con el que, cargado de libros, me he recorrido on the road media España), decidí hacer esta antología: una serie de visiones sobre la generación de escritores (siento que sea norteamericana y no española, pero es así) más influyente en nuestras obras.

Y digo visiones, utilizando una terminología muy beat, porque no se trata en esta ocasión de analizar objetivamente su obra ni descubrir sobre ellos nada nuevo al lector. Creo que todo lo que se pueda decir al respecto está ya escrito, y por manos mucho más documentadas que las nuestras. Pero también creo que nunca anteriormente, al menos que yo sepa, se ha hecho en este país un homenaje a la Beat Generation como el presente, subjetivo, intimista y estrictamente literario, que reconozca abiertamente y sin tapujos una influencia y deuda como la que nosotros tenemos con ellos.

Este ha sido, pues, el punto de partida que nos ha llevado a preparar Beatitud (otro término muy querido por los beat) y el criterio que hemos utilizado para establecer la selección de autores que integran su nómina. Podría haber muchos más, es cierto, o varios menos, como ocurre en cualquier antología, pero en ningún momento nos planteamos hacer un catálogo exhaustivo y cerrado de una tendencia o escuela (no existe tal), sino ofrecer al lector un botón de muestra de un tipo de prosa (escrita aquí y ahora) en mayor o menor medida influenciada por la herencia beat.

En un país como el nuestro, en el que cada año se publican docenas de antologías literarias bajo las más sorprendentes (y a menudo banales y absurdas) excusas, creemos que reivindicar una causa como la presente es, cuando menos, consecuente y honesto, por no decir necesario.

Aunque eso, lógicamente, debe juzgarlo el lector.

Esta es sólo la ruta que, de entre las muchas posibles, nosotros hemos trazado para la ocasión.

Y por la que ahora os invitamos a recorrer el camino.

 

Salud & Carretera

Beatitud

 

 

 

 

 

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