AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 26 - OCTUBRE 2011

Elysian Park

Jorge Espina

A Charles Bukowski

 

Sobre la cabeza de Frank aún revolotean y corren en estampida las águilas y bisontes que decoran inmóviles  el Million Dollar Theater del 307 South Brodway de Los Ángeles. Desconoce cómo llegó allí. Desconoce el motivo que lo impulsó a escuchar los falsetes de un ídolo mejicano  cantando boleros que hablaban de historias de amor en Jalisco. Desconoce qué hace ahora en el Elysian Park, al otro lado del Dodger Stadium acompañado de una mujer zacateca y su hija de ocho años. No recuerda haber pasado junto al Dodger para llegar al parque, pero sí haber estado el día anterior en el hipódromo de Santa Ana donde apostó por el caballo que montaba Lafit Pincay Jr. El jinete panameño llevaba camino de convertirse en el mejor de la historia, acababa de encadenar seis victorias consecutivas. Ayer le hizo perder un montón de dólares.

Frank está sentado en un banco de madera, la joven  zacateca le arrima su enorme culo mientras le pide un sorbo de cerveza. La niña lame lentamente el helado que Frank le compró hace unos minutos. El helado comienza a derretirse. La niña juega distraída rozando con la suela de sus zapatos de charol  las hierbas que nacen bajo el banco. La suela derecha es cuatro centímetros más grande que la izquierda. La mujer no se despega de Frank desde que salieron del Million. Ahora coge el ejemplar de Newyorker que asoma en la americana de Chinaski y comienza a abanicarse. No deja de hablar ni un segundo. A él le molesta que la mujer tenga la boca más grande que el culo. Empieza a pensar que todo se va a la mierda.

–Oh vida, podrías ir ahorita a comprar otras cervezas.

“Vida.” La vida es un gran  colector de aguas residuales que lo engulle todo.

El helado hace tiempo que ha abandonado su estado sólido, una mancha de chocolate aparece en el precioso vestido azul de la niña.

–¡Híjole hija de la gran chingada! ¡Serás marrana y puta! ¡Mira como te has puesto asquerosa! ¡Maldita tullida inútil! ¡Chupa fuerte mi hijita! ¡Tienes que aprender a chupar, chupa fuerte y que no te caiga nada, carajo!

Frank se levanta muy despacio, va en busca de las cervezas. Al pasar a su lado mira a la niña y le dice:

–Hazle caso a tu madre niña, con la educación que te está dando, ese último consejo quizás te sea útil en el futuro.

Y se va pensando en las cervezas. Pensando en su infancia, en los golpes que le dio su padre. En las cervezas. Pensando si pudo escoger otro camino. Ser otra clase de hombre. Seguro que sí. Seguro que uno puede escoger su destino. Su destino ahora mismo es dorado y esta recubierto de espuma. Seguro que sí. Unas cervezas bien frías.

 

Charles Bukowski

 

 

 

 

 

@ Agitadoras.com 2011