El cómic es un medio donde caben todos los géneros y contenidos, pero sin embargo la gastronomía no es uno de los más usuales. El manga sí tiene más costumbre de enfocar en la cocina sus argumentos: quienes tengan memoria recordarán con deleite la emisión en los canales autonómicos El gran Sushi (Mister Ajikko), y cómo a todos nos caía la baba de ver tantos y tan apetecibles platos en pantalla. Pero no es el único ejemplo. Astiberri edita ahora el manga El gourmet solitario, con guiones de Masayuki Kusumi y dibujos de Jiro Taniguchi, que cuenta básicamente los almuerzos de un representante en diversos barrios y localidades de Japón. Ya ven que como argumento no brilla por su atractivo, pero cada pequeño episodio se convierte en una degustación de la cocina local, pero también una clase de cómo comer y combinar la gastronomía japonesa, y hasta en una pequeña muestra de la idiosincrasia de aquel país. Del personaje que hilvana las historias apenas sabemos nada: sólo que, como buen japonés, está volcado en su trabajo, y que come fuera de casa casi siempre. Su trabajo como comercial le lleva de un lugar a otro de la capital, y eso le da la oportunidad para visitar diferentes barrios y probar sus platos típicos. Pero no sólo eso, ese breve momento para el reposo también da pie a la reflexión sobre la vida moderna o cómo uno vuelve a un mismo lugar años después siendo otra persona diferente. En cuanto al ingrediente gastronómico, el lector poco familiarizado con la cocina asiático quizá no sepa apreciar los pequeños detalles en los que el protagonista se deleita, pero también es cierto que la obra hace un esfuerzo para explicar, sea dentro de la viñeta, sea por las aclaraciones del traductor, los platos que van desfilando por la mesa del protagonista. Al final de la lectura, como no podría ser de otra manera, el lector se verá empujado a ir al restaurante japonés más cercano para poder, siquiera brevemente, sentir las delicias culinarias de las que disfruta el personaje. Como buena obra en la que participa Taniguchi (El caminante, Barrio lejano, El almanaque de mi padre), El gourmet solitario tiene un importante elemento de contemplación, de momento zen: de mirar con otros ojos lo que recorremos diariamente y prestar atención a las pequeñas cosas y a los pequeños placeres de la vida, como en el caso que nos ocupa, el simple hecho de un almuerzo fuera de casa.
