AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 67 - NOVIEMBRE 2015

No a la Mansedumbre

Inés Matute

 

Nos mata la mansedumbre: hace tiempo que nos está matando. Y lo avancé ya hace muchos meses en mi blog, donde manifestaba estar harta de tanto buenismo, de tanta postura acomodaticia, de tanto buen rollo. Esta pastueña (que acude sin recelo al engaño, en el mundo del toro) mansedumbre que se ha adueñado del solar patrio es el fruto de muchos años de “no va a pasar nada”, “no hay que sobreactuar”, “no es el momento” o “hay que ser tolerantes”. Y dicha cachaza nos está llevando a un letargo que tiene visos de irse a convertir en un sueño eterno. Nos guste o no, la caída del imperio de la ley no tiene solución por la vía de la componenda ni puede sobrellevarse a medio plazo mirando hacia otro lado. A menudo echo de menos un día de furia, como la película de Joel Schumacher, aunque cambiando el contenido del arrebato. Y así añoro un ataque de dignidad, de firmeza, de convicción de la validez de los valores que se asumen. Y, sobre todo, de decisión en su DEFENSA sin complejos ni prefabricadas tolerancias. Es puro postureo, un quedar bien por no ser el malo de la película.

Me hubiera gustado, en determinadas situaciones de vejación colectiva de valores y símbolos constitucionales, que alguien le hubiera dicho a quien contemplaba el espectáculo con sonrisa complacida: y usted, ¿de qué coño se ríe? Para, acto seguido, poner fin al aquelarre llevándose la copa- porque todos sabéis a qué evento me estoy refiriendo- y suspendiendo el partido. También me gustaría que a alguno de los premiados los últimos años se le hubiera retirado el premio por ingratitud, falta de respeto o falta de vergüenza. Incluso que alguno de ellos se fuera del acto de entrega sin el cheque, ya que no se cortan un pelo a la hora de hacer burla o insultar a la institución que se lo otorga. Y no hablo sólo de la cobardía de los políticos. Es todo el Estado español el que necesita un rearme patriótico, un subidón de autoestima que vaya más allá de los hitos deportivos y los carruseles de futbolistas que recorren la Castellana.

Creo sinceramente que no deberían tolerarse-y los países que nos rodean así lo hacen- las gracias antipatrióticas constantemente instaladas en el desprecio a España y a los españoles desde una pretendida superioridad moral que ni Diógenes con su candil sería capaz de encontrar. Los ciudadanos debemos mantener nuestra justificada insatisfacción ante muchas cosas, y también alimentar las tensiones reformistas, pero sobre todo debemos plantar cara a las ofensas antisistema se escondan bajo el disfraz que se escondan.

Defendamos con gallardía lo mucho que tenemos y procuremos, si cabe, mejorarlo. Bien están los llamamientos a la convivencia y al diálogo- aunque, a veces, sólo dirigidos a proteger a los intolerantes y a legitimar a quienes pretenden imponer por la fuerza sus exigencias- pero defendamos sobre todo las bases de nuestra convivencia, nuestro bienestar y nuestro progreso. Y con una pizca de furia, si fuera necesario.

 

No a la mansedumbre

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

@ Agitadoras.com 2015