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ISSN 1989-4163

NUMERO 27 - NOVIEMBRE 2011

Microcuentos

Fernando Villena

El niño

El niño no quería a sus amigos. El niño fingía que era atento y cariñoso con sus amigos sólo cuando creía que podía perderlos. El niño fingió tantas veces ese amor por sus amigos que acabó convirtiéndose en adulto.

 

La actriz con ínfulas de mujer

Ella simulaba sus enfados para que él se preocupara.
Él no se preocupaba porque sabía que los simulaba.
Él se enfadaba de verdad porque no le gustaba que
ella le engañara con falsos enfados.
Ella se enfadaba de verdad porque todo le había salido mal.

 

El mejor padre del mundo

Su objetivo: ser el mejor padre del mundo. Su propósito: que su futuro hijo sea tan íntegro, generoso y honesto como él. De esta forma, su futuro hijo podrá llegar a ser tan buen padre como él. Entonces él dejaría de ser el mejor padre del mundo. Tras pensar esto fue a que le hicieran la vasectomía.

 

Padre

- Hijo, yo sólo quiero lo mejor para ti.
- Papá, yo sólo quiero lo mejor para mí.
- Has vivido muy poco como para saber lo que es mejor para ti.
- He vivido muy poco como para que me conozcas y sepas lo que es mejor para mí.

Y al padre no le quedó más remedio que darle una hostia.

 

Diez defectos

- Tengo diez defectos –dijo él-. Sólo te pido que no dejes de quererme hasta que no los conozcas todos.

Ella aceptó.

Cuando ya conoció sus primeros nueve defectos y, con ello, su amor por él empezaba a menguar, comprobó que era incapaz de conocer el décimo y último. Con el tiempo, el reto aumentó su interés por él y, por tanto, su amor. Y así hasta el fin de sus vidas.

El décimo defecto hablaba de que él podía llegar a ser un poco mentiroso pues realmente sólo tenía nueve defectos.

 

El asesino

El asesino dio alcance al hombre. Le pidió amablemente que le dejara hacer su trabajo, que no opusiera resistencia ni hiciera ruido porque no serviría de nada, no tenía más remedio que matarle, así se lo habían encomendado y así debía hacerse.

- Te comprendo –dijo el hombre-, sé que no tienes la culpa de lo que haces. Que seas un asesino no significa que seas una mala persona. Y por eso te perdono de antemano.

El asesino lloró de indignación. Nunca le habían humillado tanto. Mató al hombre como era su deber y acto seguido abandonó la profesión.

 

Injusticia

Se trataba de un hombre que a la vida sólo le pedía gozar de un poco de Paz, Consuelo, Amparo y Soledad. Al final, la vida, que es injusta, sólo le dejó gozar de Begoña, su mujer.

 

Un ramo de monedas

Convirtió su vida en una sucesión de gestos grandilocuentes que no significaban nada. Demostraba su amor regalando flores. Aparentaba bondad dando monedas a los pobres. Pero ni era bondadoso ni sabía amar. Un día se suicidó. Al parecer alguien le mandó unas flores y unas monedas.

 

Mudo

El hombre mudo no entendía por qué sus compañeros de trabajo le despreciaban. No podía imaginar que ellos en realidad sospechaban que los minutos de silencio que el hombre mudo guardaba junto a los demás hombres por los últimos atentados, eran falsos.

 

Truman

A él le gustaba El Show de Truman. A ella no.
- Y después de escaparse por la dichosa puertecita, qué se cree Truman que va a encontrar, ¿la felicidad? –atacó ella.
- Sólo lo sabrás si te escapas por la puertecita –defendió él.

 

Orgullo mortal

Se citaba a menudo con la muerte y nunca llegaba a tiempo. La muerte se dio cuenta de que estaba jugando con ella y si hay algo que no soporta la muerte es que no la tomen en serio. Por eso la muerte decidió hacerle una visita por sorpresa.

 

Máscaras

Usaba la máscara de la ingenuidad para ocultar la máscara de la malicia. Y tras la máscara de la malicia se escondía la máscara de la sinceridad, que no escondía nada.

 

El mejor cómico del mundo

Le catalogaron como el cómico más gracioso del mundo. Le etiquetaron como el ser humano más capacitado para hacer reír a todos los demás. Aseguraban que nadie podía superar el nivel de su humor. Tanto es así que ya no quedaba nadie que pudiera sorprenderle con un ingenio que no estuviera a su alcance. Ya nadie podía hacerle reír. Y por todo esto la persona más risueña del mundo se pegó un tiro en la sesera.

 

EVS

Eutanasia se alió con Voluntad para convertirse en Suicidio, que es mucho más lírico.

 

La fiesta

En una fiesta que no era de disfraces, Aristocracia iba vestida de Democracia que, a su vez, envidiaba la ropa de Dictadura, que iba con su indumentaria habitual, reconocible por todos. Reían y bailaban. Capitalismo, que vestía con discreción y se arrinconaba en la oscuridad, se limitaba a poner los discos mientras Comunismo miraba a todos con arrogancia.

 

           
El récord

Éste es el cuento que aspiraba a ser el más pequeño de todos y al que le salió el tiro por la culata.

(En dudoso homenaje a Augusto Monterroso)

 

Ensayo de la muerte

Y fue en mitad de un hermoso sueño, justo antes de que todo lo que estaba soñando empezara a tener sentido, en el mismo instante en el que todo parecía tan perfecto como real, cuando se durmió.

 

Compartir

Compartían todo: piso, tiempo libre, virtudes, defectos, salarios y orgasmos. Como no era suficiente, un amigo cirujano les operó e intercambiaron sus corazones. Cuando tras varios rechazos sus organismos lograron aceptar el nuevo órgano comprobaron que ya sólo les quedaba una cosa nueva por compartir: la soledad.

 

Satán

En solidaridad con él, decidí donar mi alma al diablo y éste me la devolvió enfadado prometiéndome que nunca, nunca, iba permitir poner los pies en el infierno a un hijoputa arrogante como yo.

 

La oficina

En la oficina cada uno representaba el papel que le había tocado en suerte. Generoso y Gorrón comían juntos porque así estaba establecido. Divertido tenía que encargarse de hacer que Tímido se sintiera bien aunque éste no quisiera, como debía ser. Todos sabían que Guaperas y Simpática ligarían en la cena de Navidad a pesar de que ambos se odiaban realmente, pues así ocurría en las demás empresas. Hipócrita no debió interpretar bien su papel (aunque yo creo que sí) porque caía fenomenal a todos. Por eso fue despedido junto con otro empleado que se negó a aceptar papel alguno, algo que molestó a un alto cargo de la empresa que pensaba que si un trabajador no representaba su papel, esto podía desestabilizar al grupo pues los demás no sabrían cómo jugar con él, y todo sería más aburrido. Porque este inocente juego no intentaba más que una cosa: instaurar en la oficina la dictadura de la armonía.

 

Alix Malka

Imagen: Alix Malka

 

 

 

 

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