A  veces el panorama del cómic nos sorprende gratamente cuando uno no tiene muchas  esperanzas en que lo haga. Y más si hablamos de manga, el cómic japonés que  llegó a nuestras lares  hace ya treinta  años para quedarse. Desde entonces, hemos vivido diferentes ciclos en la  edición de manga en nuestro país; atrás ya quedaron los años dorados en los que  se editaban centenares de títulos, sin apenas criterio editorial, pues parecía  que el mercado no conocía límites. 
                        Pero  sí los conoció, y resultó que hace más o menos cinco años, el mercado del manga  empezó a contraerse de forma abrumadora: cerraron todas las revistas  especializadas, y el número de títulos -sobre todo, aquellos dirigidos a un  público más joven, que depende de su asignación semanal- decreció notablemente.
                        Hoy  vivimos un momento en que la publicación de manga se ha estabilizado, y, si  bien en su mayor parte los títulos siguen siendo cabeceras que atraen a los  lectores adolescentes, cada vez hay más hueco para otro tipo de cómic japonés,  para un lector adulto, que busca un enfoque diferente y otras temáticas. Es el  caso de autores como Suehiro Maruo, Shintaro Kago, Yoshihiro Tatsumi, o títulos  como el que nos ocupa.
                        El  planteamiento inicial de 'Thermae Romae' es ya de por sí curioso: Lucius  Modestus, un arquitecto romano de la época de Adriano se desvanece en unas  termas y aparece en un baño tradicional japonés en la actualidad. Fascinado por  el tremendo choque cultural, e inspirado por lo que allí ha visto, cuando  regresa a su época (por un nuevo vahído), es capaz de aplicar las novedades que  ha descubierto en el "país de los caraplanas" en sus termas.
                        Que  la tradición oriental tiene mucho aprecio por los baños públicos lo sabemos;  baste recordar aquella magnífica película china titulada 'La ducha' (Zhang  Yang, 1999). Además de resultar beneficiosos para la salud, tienen una  importancia social notable como elemento de cohesión de la comunidad. Zhang  Yang. Lo que hace Mari Yamazaki es establecer una relación entre esta tradición  y otra que también tuvo un gran aprecio por los baños públicos: la romana. Su  estilo, más cercano al realismo que al típico manga de rasgos exagerados, busca  la ambientación adecuada. El tema que concatena las diferentes historias cortas  que integran los cinco volúmenes de la obra es, sin duda, el choque cultural:  dos formas de vida totalmente opuestas que encuentran en las plácidas aguas  termales de los baños un nexo de unión, y de comunicación, puesto que Lucius no  puede hablar con los "caraplanas", que en principio toma por  esclavos. También es interesante ver la curiosa lección que arroja: en la obra,  Lucius no duda -en principio- de la superioridad de la cultura romana enfrente  de la de los "caraplana", por muy avanzados que resulten en el tema  de los baños; pero, mientras tanto, la obra arroja también otra idea: la  cultura occidental, hegemónica hoy en día en el mundo, tiene mucho que aprender  de la tradición oriental, que propone toda una nueva cosmovisión quizá más  apegada a la naturaleza y al sentir transitorio que las religiones como el  sintoísmo o el budismo predican. Quizá, ese acercamiento, ese cruce,  colaboración o fusión, puede darse mejor en la época de Roma, prácticamente en  el inicio de esa tradición occidental, antes de que ésta se convierta en  preponderante (la obra se enmarca en la época de Adriano, en el momento de  máxima expansión del Imperio).
                        Útil  para conocer datos curiosos de la vida romana, (y también de la costumbre  ancestral de los baños en Japón), la obra no titubea en usar en sus diálogos  bastantes expresiones latinas de uso común (motu propio, de facto, vox  populi, etc.) para aclimatar al lector, aunque su uso se antoja un poco  rebuscado en algunas ocasiones. El argumento no da grandes giros ni plantea tramas  extraordinarias. 'Thermae Romae' es un tebeo más bien descriptivo, que busca  llegar al lector de una forma más sensorial, de forma parecida a como lo hace  Jiro Taniguchi en algunas de sus obras: dejamos de buscar acción para  centrarnos en las sensaciones, en ver con nuevos ojos aquello que conocemos  desde siempre.
                        'Thermae  Romae' es más que una agradable sorpresa en el panorama del manga editado en  España: es uno de los mejores títulos del año y que les recomendamos sin  dudarlo.