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ISSN 1989-4163

NUMERO 12 - ABRIL 2010

 

El Mundo sin las Personas que lo Afean y lo Arruinan

Pablo Miravet

Autor: Patricio Pron. Editorial Mondadori,  Barcelona, 2010. 217 páginas, 17, 90 €.

Tres ejes vertebran el conjunto de relatos reunidos por Patricio Pron (Rosario, Argentina, 1975) en El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan, algunos ya publicados previamente en antologías o revistas: la cartografía física, histórica y anímica de Alemania –país en el que el autor se doctoró en filología románica y en el que ambienta la mayoría de los relatos, entre los que puede leerse un bio-diccionario del expresionismo tan erudito como cáustico–; la literatura como ambición y pasión y como forma de vida y muerte –pero también el mundo literario como ciénaga ignominiosa y miserable (“Es el realismo”)–; y, last but not least, la asechanza de una latente lógica de lo peor en lo que se muestra en los dieciocho cuentos que componen el volumen. El autor de El comienzo de la primavera exhibe una fina y, en ocasiones, portentosa habilidad para retratar o sugerir cursos de acción truncados, trayectorias estropeadas y derivas existenciales torcidas o a punto de torcerse, y recurre a un variado elenco de registros narrativos –entre ellos, la autoficción– que insuflan aire fresco a la técnica del relato. Si en algún texto Pron reflexiona sobre el género bajo la proverbial sombra del ocaso de la literatura (“El estatuto particular”), en otros tematiza abiertamente los vínculos entre realidad y ficción (“El mecanismo de la historia”, “Los peces y las montañas”), incrustando, aquí y allá, bien administradas dosis de metaliteratura. El irrealizable y, como tal, irónico desideratum que parece anidar en el enunciado que da título al libro y al cuento homónimo –una devastadora evocación de la infancia perdida–  aleja a El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan de una chata estética de la catástrofe. Los relatos de Pron se encuadran, más bien, en una sutil poética de lo anómalo normalizado, un territorio habitado por la complejidad, el azar, la vileza, la pérdida y la brutalidad, pero también por la belleza y la (siempre frágil) esperanza de redención. La falsa apariencia, la doble verdad y lo sorpresivo (vgr. el soberbio “Tu madre bajo la nevada sin mirar atrás”, las dos versiones/ perspectivas de “La historia del cazador y el oso” o “Abejas”), la culpa, el remordimiento, la gestión de la memoria y el pasado nazi (vgr. “Dos huérfanos”, “Una de las últimas cosas que me dijo mi padre” y, a su modo, “Exploradores del abismo”), la dialéctica entre mezquindad e inocencia (“El viaje”), la inquietante coherencia del sinsentido (“Las ideas”, “Un cuervo sobre la nieve”) o el dolor asociado a la quiebra de lo que aún no ha comenzado (“El corte”) son algunos de los motivos recreados con una prosa firme, penetrante y precisa que aúna la contención estilística y una especie de desordenada elegancia que confiere un sello muy singular a la francamente atractiva escritura de Pron. En “Visita al maestro” (¿Bolaño?) leemos que “en el mundo había [hay] una cantidad limitada de felicidad que iba [va] pasando de persona en persona”. Quizás la dolorosa conciencia de esta agria verdad es lo que hace que Pron, escritor dotado de una voz sutil y poderosa, palie con tenues hebras de piedad y compasión la fea y arruinada realidad que relata. Un libro extrañamente hermoso y contundente. 

 
 

Bombardear

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